De las varias y buenas novelas de Mario Benedetti, La tregua es la que ha alcanzado mayor favor del público. La cotidianidad gris y rutinaria marcada por la frustración y la ausencia de perspectivas de la clase media urbana impregna las páginas de esta novela que, adoptando la forma de un diario personal, relata un breve periodo de la vida de un empleado viudo, próximo a la jubilación, cuya existencia se divide entre la oficina, la casa, el café y una precaria vida familiar dominada por una difícil relación con unos hijos ya adultos. Una inesperada relación amorosa, que parece ofrecer al protagonista un horizonte de liberación y felicidad personal, se abrirá como una tregua en su lucha cotidiana contra el tedio, la soledad y el paso del tiempo.
Opinión personal: Para poder reseñar el papel de la mujer en esta obra de Benedetti,
debemos explicar, en primer lugar, sobre qué trata la literatura patriarcal,
que muchas veces pasa desapercibida ante los lectores, pues se trata de un
sistema que gran parte de la población ha interiorizado y que, por tanto, puede
camuflarse fácilmente. Este tipo de literatura está escrito para
aquellos lectores que están arraigados en un sistema retrógrado que somete a la
mujer a encargarse del núcleo familiar, teniendo como papel en las relaciones amorosas el de compañera (Umaña Chaverri, 1989).
Además, el sistema patriarcal impone al
matrimonio como único futuro entre hombre y mujer,
es un ritual que se realiza para poder dominar a la mujer y encontrar el equilibrio entre ambos, pues pertenecen a realidades diferentes
(Umaña Chaverri, 1989); mientras que el hombre representa a la fuerza y a la
lógica, la mujer se caracteriza por ser pasiva, débil e irracional. Por otra
parte, este sistema también somete al vulgo a ideas homófobas, pues
expone la afirmación de que el sexo no es una cuestión de placer, sino que su
único objetivo es la reproducción, y, por tanto, establece como válida
únicamente la relación entre hombre y mujer, invalidando las demás
orientaciones sexuales, que deben censurarse y desaparecer (Umaña Chaverri,
1989).
Esta introducción es necesaria para poder
hablar a fondo sobre esta novela que destaca por estar escrita en forma de
diario personal, característica que nos permite conocer de forma íntima y
profunda los pensamientos de Santomé, el protagonista, ya que permite al lector
conocer sus palabras y descubrir aspectos de él que quizás incluso el propio personaje desconoce. Podemos rescatar de su pensamiento algunas ideas en
las que se corresponde con el sistema patriarcal; en mi
opinión, sistema que tiene arraigado por su edad y por la época en
la que vivía, pues es un hombre tradicional que no está
abierto a los cambios, sino acomodado en su mentalidad.
Algunas de sus ideas patriarcales son, por
ejemplo, el pensamiento de que las mujeres son seres más irracionales que los
hombres, que solo pueden ser manejadas por sus sentimientos, pero nunca por la
razón, como él mismo expresa: "Yo no puedo ser uno de esos tipos que andan
siempre con el corazón en la mano" (Benedetti, 2014), haciendo referencia
a que como hombre no puede sentir, no puede abrir paso a su
sentimentalidad porque eso lo convertirá en una persona débil. Durante la
obra expresa una y otra vez su desagrado hacia las mujeres inteligentes que
tienen ideas y piensan por sí mismas; en su opinión, la inteligencia no está
bajo el control de las mujeres (Umaña Chaverri, 1989), y esto nos lo transmite
en innumerables ocasiones. Aun así, la cita que más llamó mi atención fue
"durante los días del período menstrual y hasta en sus vísperas, si
normalmente no son despiertas, se vuelven un poco tontas; si normalmente son un
poco tontas, se vuelven imbéciles del todo" (Benedetti, 2014), donde el
personaje nos da su opinión directa y abierta sobre su idea de que son los hombres quienes pueden permitirse el uso de la razón.
Otro comportamiento de Santomé que se
aleja de la mentalidad feminista es la cosificación de las mujeres, que vemos
constantemente en frases como "de dos, me gustó la cara; de cuatro, el
pelo; de seis, el busto; de ocho, las piernas; de quince, el trasero"
(Benedetti, 2017). Estos pensamientos se repiten a lo largo de la
obra, pues son una especie de comodín que expone el autor en todos
los momentos de tedio del personaje.
Cuando leí el libro, vi la constante cosificación de las mujeres, lo primero
que hacía Santomé al tropezarse o conocer a una mujer era opinar sobre su
físico, pero jamás hablaba sobre su intelecto. Hay páginas en las que incluso vemos cómo el personaje nos cuenta que
ha ido a consumir café a cafeterías para poder mirar las piernas de mujeres
desconocidas. Esta idea nos incita a pensar que el protagonista ve
a las mujeres, como dije con anterioridad, como objetos pasivos, idea que
podemos ver cuando en su empresa le encargan ser jefe de una mujer, Laura Avellaneda,
y sus únicas impresiones son que "siempre les tuve desconfianza para los
números" (Benedetti, 2014), o cuando se alegra de que esta empleada tenga
problemas con su pareja, pues le abre las posibilidades de acercarse a ella
porque está triste e indefensa.
Quería destacar, por otra parte, la
importancia de los celos en la obra, pues son el motivo que hace a Santomé
actuar en todas las ocasiones. Al mantener una relación con Laura Avellaneda,
veinticinco años menor que él, se obsesiona con la idea de la infidelidad, le da miedo que se canse de él y esto hace al protagonista tomar
decisiones precipitadas que no está seguro de desear, como casarse con ella,
pues el egoísmo actúa en su nombre. Podemos ver la mentalidad patriarcal
de la que hablé anteriormente, en la que el matrimonio se considera una forma
de poseer a la otra persona. Se nos muestran los celos como una forma que tiene el protagonista de defender lo que es suyo, a la mujer que ama, pues no soporta la idea de que
otro hombre se acerque a ella y empieza a limitar su espacio y sus
movimientos (Umaña Chaverri, 1989). Esto lo hace desarrollar pensamientos tan
insanos como que "no tenía por qué saber que ella no era libre"
(Benedetti, 2014), como si la relación entre ambos fuese el final de la libertad de la joven.
Hay también otro personaje del que es
necesario hablar, la hija de Santomé, Blanca, que tiene como función ser
la mujer de la casa y la cuidadora de su padre por el simple hecho de ser
mujer, pues sus hermanos, Jaime y Esteban, no tienen tales responsabilidades. Su padre llega incluso a decir que Blanca se siente esclava de sus manías y de
las de sus hermanos, pero que es fuerte y capaz de dominarlos a ellos y a sí
misma.
En conclusión, la obra me parece
interesante, no me desagradó su lectura y, en mi opinión, goza de una prosa
magnífica, caracterizando a Santomé hasta el punto de que el lector pueda
empatizar con él. Además, nos permite conocer sus miedos, sus preocupaciones y
las ideas sobre sí mismo que teme compartir con los demás. Sin embargo, también
opino que Benedetti expresa ciertas ideas retrógradas acerca del
papel de la mujer en la vida de un hombre. Al contrario que Isabel Allende en Eva Luna, reseña que he hecho anteriormente, se
aleja del progreso y de las ideas feministas, y esta es la razón por la que he elegido esta obra
para reseñar en el blog, pues me parece curioso contrastar la visión que tenían
las autoras más aclamadas de la época sobre el feminismo con la que tenían los
autores varones más leídos, que dista enormemente.
Para conocer la obra, podemos ver este tráiler sobre una versión cinematográfica que se hizo de la novela en el año 2003, dirigida por Alfonso Rosas Priego y con la interpretación de Gonzalo Vega como Santomé:
BENEDETTI, M. (2014). La
tregua. Madrid: Alianza Editorial.
UMAÑA CHAVERRI, J. O. (1989). "La
tregua": censura y autocensura de una voz que escribe y se escribe.
Costa Rica: Universidad Nacional.
VENEGAS, A. E. (2019). "La tregua" de Mario Benedetti. Análisis AMUM. Asociación de Mujeres Universitarias de Marbella. Recuperado de: http://asociacionamum.blogspot.com/2019/04/la-tregua-de-mario-benedetti-analisis.html.
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